Piel apagada
Uno de los lugares en los que más vemos resentida nuestra piel durante el invierno es el rostro, nuestra parte más expuesta y más sensible, a su vez.
Seguramente habrás notado que la piel de tu rostro ha perdido ese color y brillo que habías conseguido durante el verano. Tranquila, volverá. Además de estar menos expuestos al sol, las bajas temperaturas hacen que los capilares de la piel se contraigan y disminuya la irrigación de piel, lo que se conoce como vasoconstricción. Eso hace que lleguen menos nutrientes y oxígeno a nuestras células, por lo que muchas de ellas mueren y eso da un aspecto más apagado y pálido a nuestro rostro.